A merced de un dios salvaje. Paseos por la Sonsierra.

Continúa por la derecha hasta encontrar la próxima señal.

<< Enfilé a la derecha. A un lado se levantaba un caserón regio de piedra de sillería un tanto separado del resto. A buen seguro había pertenecido a algún noble de aquel tiempo de batallas que había mencionado Mencía. Cuando estaba a punto de sobrepasarlo vi a un anciano que caminaba extremadamente inclinado hacia adelante. – Disculpe ¿se va por aquí a Finca las Brumas?

(A merced de un dios salvaje. Andrés Pascual) >>

 

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